Las inundaciones en Murcia. Una consecuencia de nuestro clima

Hablábamos hace unos días de como era el clima de Murcia en otoño, y como las mal llamadas "gotas frías" con lluvias torrenciales y hasta terribles inundaciones podían hasta considerarse como normales. Pero... ¿es cierto que son tan normales este tipo de fenómenos y sus consecuencias?

Bueno, una gota fria en realidad es el término con el que se conoce a una depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación general, y que se mueve independientemente de tal flujo llegando, a veces, a ser estacionaria o, incluso, retrógada. Y en general, no es extraño en realidad que por nuestras latitutudes se deje caer más de una a lo largo del año.


Las precipitaciones que generan siempre dependen del recorrido exacto que finalmente tomen, y las condiciones que se encuentren en ese camino, pudiendo ser especialmente activas sobre todo en otoño, en nuestra zona, cuando el Mar Mediterraneo se encuentra todavía muy cálido (23ºC-26ºC en su superficie) y el aire sobre él posee gran contenido en vapor de agua y una gran inestabilidad latente. La evaporación y el efecto de disparo que consiguen los vientos de componente marítimo (E,SE) generados por el giro ciclónico de la DANA al chocar con los relieves del interior, junto con los de SW en altura de transferencia de arriba a abajo que fuerzan la inestabilidad convectiva, y los acusados gradientes verticales de temperatura, crean el ambiente perfecto para desencadenar fuertes temporales y aguaceros que pueden en menos de 24h superar los 100mm de precipitación, y que representan un elevado porcentaje del total del acumulado anual.


Además, la ubicación de la ciudad de Murcia, situada a 43 msnm, en el centro de la vega media del Segura, atravesada por el río de oeste a este, y bordeada en su flanco sur por otro de sus afluentes, el Guadalentín, que desemboca en el Segura solo unos kilometros aguas abajo de Murcia, crean un entorno físico que dificilmente permite la evacuación de fuertes crecidas producidas por las lluvias torrenciales generalizadas y en poco espacio de tiempo que comentabamos, y que historicamente ha dado lugar a un listado interminable de grandes crecidas e inundaciones, la más importante, la llamada Riada de Santa Teresa, que el 15 de Octubre de 1879 se llevó la vida de hasta 761 personas, y que creó el primer movimiento solidario internacional de ayuda a unos damnificados por un desastre natural.

Los datos no tienen duda... 236 episodios registrados desde diciembre de 1143, a pesar de las obras hidráulicas y medidas correctivas realizadas, donde 127 de ellos, mas de la mitad, fueron precísamente en Otoño, y multitud de perdidas materiales y humanas son seguramente la prueba más clara de que efectivamente no exagerabamos al afirmar que este tipo de situaciones son, sin duda, una característica más de nuestro clima que siempre hay que considerar.